SNOWDEN la película
Edward Snowden es sin duda en una de las figuras más controvertidas de los últimos años. En 2003 dejó su trabajo en una empresa contratista para unirse al ejército norteamericano, con la intención de poder formar parte de las Fuerzas Especiales. Pero, después de un aparatoso accidente, se ve obligado a dejarlo. Así acabará trabajando en la NSA (Agencia de Seguridad Nacional) y en la CIA, puestos que finalmente también abandonará.
En 2013 el informático que trabajaba para la CIA Edward Snowden filtró a un periodista de The Guardian y a la directora de documentales Laura Poitras amplia información sobre los métodos ilegales de espionaje masivo practicados por los servicios secretos estadounidenses. En 2014 Poitras presentó el documental Citizenfour, que consiste básicamente en las grabaciones que realizó en la habitación del hotel de Hong Kong donde Snowden reveló esos datos. Pero Citizenfour es una película muy árida, poco atractiva para el público en general, por lo que ha sido una buena idea de Oliver Stone realizar esta dramatización de la historia del ex espía; de este modo muchas más personas podrán familiarizarse con este personaje tan importante de nuestros días.
Stone vuelve a demostrar que, a pesar de algunas películas fallidas, sigue siendo un maestro del cine político. La historia, narrada con pulso y emoción, es suficientemente didáctica como para que el público no experto en cuestiones informáticas pueda seguir la trama, y comprender la gravedad de lo que Snowden va descubriendo: los servicios secretos de EEUU rastrean y registran indiscriminadamente, de forma ilegal, las comunicaciones electrónicas de la totalidad de la población de su país y de inmensas cantidades de habitantes del planeta. Como dice Snowden, “el terrorismo es la excusa” para la construcción del Gran Hermano orwelliano, y lo cierto es que “lo único que EEUU está protegiendo es la supremacía de su gobierno”, no la seguridad nacional, como nos venden. Para el gobierno de ese país, todos somos presuntos culpables, y nadie tiene derecho a la intimidad.
En la película vemos cómo además este sistema de vigilancia global sirve de base a las operaciones de drones, mediante los que el gobierno de EEUU asesina incluso a niños (a sabiendas, considerándolos “daños colaterales”) o bombardea funerales de supuestos terroristas (previamente eliminados mediante el mismo método), masacrando a toda la familia y amigos asistentes. Muy acertadamente, Snowden explica a un compañero de los servicios secretos que la responsabilidad moral y legal de estos crímenes no se limita a los gobiernos que los ordenan, sino que se extiende a los subalternos que los ejecutan, como quedó claro en Núremberg. Estos juicios sentaron unos principios de derecho internacional que EEUU se salta impunemente (de hecho, ya se los saltó tras la Segunda Guerra Mundial, cuando solo el bando perdedor fue juzgado por sus crímenes de guerra).
Texto completo en: http://www.lahaine.org/resena-de-la-pelicula-snowden
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